Conferencia Homeopatica


HUMANISMO Y ÉTICA DEl MÉDICO
O TERAPEUTA HOMEÓPATA

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Autor: Lic. NORMA SANCHEZ AGUILERA - Cursante de Homeópatía
México

 

 “…Al acudir al médico, buena parte de los pacientes se encuentran desarmados. Desarmados en el sentido amplio; la enfermedad descubre porciones del ser que con frecuencia le son ajenas al mismo individuo lleno de nuevas circunstancias y vicisitudes no conocidas. Es un ser vulnerable para quien lo nimio puede ser mucho y lo rutinario deseable. Quien ha padecido conoce la existencia del miedo y sabe que el mal puede desgajar incluso los rincones màs recónditos. ¿Qué tan seria es mi enfermedad? ¿Existe peligro de muerte o invalidez? ¿La vida será normal? ¿Cuántos años tomaré el medicamento?. Las preguntas suelen ser numerosas y no necesariamente guardan relación con el nivel cultural, social o económico del paciente. El miedo que proviene de la enfermedad es una sensación única, difícil de explicar y de asir. Por eso, no es equivocado afirmar que el mal desnuda y expone todas las caras del afligido. La obligación del médico es responder con honestidad y, por supuesto, sin imponer el peso de su poder, que para muchos es sinonimia, infinitamente equivocada, de “sabiduría”.
       En el contexto de las enfermedades crónicas, de los padecimientos graves, o cuando súbitamente se pierde la salud, con frecuencia se agregan al daño físico, trastornos síquicos: ansiedad, depresión, neurosis e insomnio, son desajustes sicológicos que martirizan al enfermo y que el profesionista consciente debe atender. Ese es otro de los senderos donde la imagen “curativa” o al menos consoladora del doctor es preeminente. Lo físico y lo sicológico son responsabilidad del galeno. Necesita, también, sentirse apoyado: la vulnerabilidad física y mental disminuyen si el médico cumple.
       El ser humano como unidad bio-sico.social, no es mero capricho teórico o académico, sino reflejo profundo de las aristas de la patología o de la salud. No es posible entender al ser humano de otra forma: lo social daña lo físico, lo síquico mejora o deteriora lo físico, lo síquico y lo social son indisolubles, y así sucesivamente. En el diálogo entre médico y paciente, esa tríada debe ser presencia constante y retrato de las recetas o consejos, no sólo del galeno, sino del afectado que escucha y propone algunos caminos para sanar.
       Las ideas anteriores alertan contra uno de los malos hábitos de la medicina contemporánea: el poder del médico sobre el enfermo. De acuerdo con el filósofo John Ladd, algunos de los problemas màs álgidos de la ética médica se centran en torno a la cuestión del poder. Es indudable que un vínculo sicológico “sano” evitará las dependencias patológicas. Y es evidente también que el abuso del poder en cualquiera de sus formas –“asustar” al enfermo, no explicarle, etcétera- actúa en contra del enfermo e incluso puede generar nuevos males. Acorde con Ladd, los peligros emanados del poder médico, pueden disminuir si el profesionista actúa con responsabilidad. Nuevamente la moral del galeno es piedra angular: su ética debe fomentar una relación sana. Una relación en la que el poder ceda paso al “proceso de cuidar”.

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