Conferencia Homeopatica 2008

EL HOMEOPATA DEL SIGLO XXI
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Autor: MIGUEL ANGEL PAGÉS
Médico Homeópata
Argentina


El Homeópata del Siglo XXI

Desde hace más de doscientos años los homeópatas nos hemos jactado que seguimos y seguiremos siendo fieles a una doctrina.

Pero, ¿Qué hubiera pasado si la medicina convencional hubiera  seguido practicando lo mismo?

 Es decir, trasladémoslos  250 años atrás, para encontrarnos con la terapéutica utilizada en ese tiempo.  Por ejemplo: ¿trataríamos un accidente cerebro vascular con un purgante? ¿Trataríamos el SIDA con dieta y regímenes higiénicos?

De esta manera, por ser fiel a una doctrina no hablaríamos de transplante de órganos ni de ingeniería genética, ni de métodos de diagnóstico como la Resonancia Nuclear Magnética ni de Cámara Gamma.

Estimados colegas, veamos una realidad siglo XXI, tercer milenio:
El paciente del siglo XVIII NO es igual al paciente de este siglo. Nuestro paciente del presente quiere soluciones rápidas, posee un intelecto capaz de comprender la necesidad pronta de solucionar sus problemas.

No podemos decirle, su medicamento es “Nux vómica”, mejorará, pero quedarán algunos síntomas que dentro de quince días vamos atenderlos. Hace 200 años podíamos hacerlo y el paciente con su “paciencia” esperaba. Ahora no, al tercer día a lo sumo de no encontrar mejoría recurre a otro médico y casi siempre como es lógico de suponer de la medicina convencional. Y allí que encuentra: Si tiene un dolor se le va, si tiene una erupción desaparece, si tiene fiebre cesa.

Ustedes dirán, si, pero no están curando, están utilizando métodos supresivos. Tratan el efecto, no la causa.

Estoy en un 100% de acuerdo con ustedes. Pero surge un interrogante ¿Por qué no buscar un término medio?

La doctrina Hannhemaniana se basa en cuatro pilares fundamentales, como todos sabemos:
- La experimentación en el hombre sano.
- La ley de la similitud.
- El remedio diluido, atenuado y dinamizado.
- Un medicamento por vez.

León Vannier decía que “la homeopatía es la medicina cuya práctica se basa en la ley de la semejanza. Exige el conocimiento profundo de la enfermedad, la observación precisa del enfermo, con el fin de plantear la prescripción de un remedio a dosis infinetisimales, remedio cuyas indicaciones nos han sido dadas por la experiencia y la experimentación”. Nuestra definición es amplia y tiene una virtud: la de no olvidar los elementos esenciales que constituyen la Medicina Homeopática, medicina de síntesis dirigida a la vez al enfermo y a la enfermedad, medicina admirable que es necesario comprender bien para poder aplicarla correctamente.
Nunca como ahora ha sido la enfermedad tan bien estudiada, tan ardientemente perseguida y acosada: debemos rendir de inmediato un sincero homenaje a la actividad de la ciencia médica moderna, cuyos esfuerzos se multiplican para descubrir las verdaderas causas de las manifestaciones morbosas, cuyas variedades parecen aumentar día a día.
“Sublata causa, tollitur effectus”, tal es el principio escolástico que parece regir el movimiento de la acción médica oficial, principio cuya aplicación sería admirable y fecunda si se encontraran las causas verdaderas, si éstas no fuesen disfrazadas y ocultadas por numerosas apariencias que, con demasiada frecuencia, son tomadas como realidades.
La Medicina contemporánea carece de bases. Está constituida por opiniones cuya increíble variabilidad no puede negarse. Lo que ayer se afirmó con fuerza, hoy se niega con el mismo vigor. No hay principios, sino teorías: no existen métodos, sino técnicas; no hay observación, sino exámenes”.

 

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